jueves, 24 de marzo de 2016

LA MOTIVACIÓN Y LA FUERZA DE LA VOLUNTAD

  Hace ya mucho tiempo, cuando era más jovencito, comencé a hacer prácticas de meditación y me encontré con mi primer gran obstáculo:   La falta de voluntad.
 En teoría la práctica meditativa era más poderosa al amanecer, que la mente está más descansada y la energía del momento es más propicia. Pero yo no tenía voluntad para levantarme temprano y meditar.
 Recuerdo que me compré un libro para aumentar mi fuerza de voluntad. Tras las primeras páginas donde se exponían las bases para el trabajo de la voluntad, se daban los pasos para comenzar a ejecutarla, y el primer  ejercicio era “Levantarse temprano al amanecer”. Aún puedo recordar lo parado que me quede y el hartón de reír que me dio después. Cerré el libro y nunca más lo volví a mirar.
 Actualmente los que me conocen me tienen por alguien voluntarioso, que hace muchas cosas y tiene mucha constancia. Pero sigo siendo un gran perezoso.
 Para vencer la pereza encontré un gran aliado:  “La motivación”
Todo lo que me esfuerzo en hacer, se mantiene gracias a un sincero y profundo deseo, envuelto en una razonada motivación.
 La motivación es una gran fuerza interior que nos hace avanzar en la vida, que nos moviliza y transforma el pensamiento en acción.
 Lo que nos motiva debe importar lo suficiente para estar dispuesto a dedicarle un esfuerzo y un tiempo.
 Cuando un deseo en acción requiere un esfuerzo, tenemos que crear una adecuada motivación y alimentarla día a día, potenciándola y dándole sentido hasta integrarla como parte de nuestro ser.

El pensamiento dará energía a la acción y la acción continua genera el hábito, con el hábito el esfuerzo  es menor, e incluso con el tiempo dejara de ser ningún esfuerzo y puede convertirse en un placer, entonces esa será la mayor motivación.



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