NUESTRO
CENTRO Y LA CONEXIÓN CON LA TIERRA (ENRAIZAMIENTO)
“Las raíces de las plantas están en la tierra, y por medio de ellas
extraen su vitalidad. Las raíces del
cuerpo humano están en el alma. Pero el hombre no está conectado con su energía
vital ni a través de la cabeza ni a través del corazón; si no sabemos nada de
estas raíces, nunca podremos formar parte del mundo de la meditación.
Entonces, ¿dónde están las raíces del hombre? Quizá no seas
consciente de este lugar. Si desde hace miles de años ni siquiera se le presta
atención a las cosas sencillas y corrientes, éstas se olvidan. Un niño nace en
el vientre de una madre y crece ahí. ¿A través de qué parte se conecta el niño
con su madre? ¿A través de la cabeza o del corazón? No, se conecta a través del
ombligo. El niño puede disponer de la energía vital de la madre a través del
ombligo; el corazón y el cerebro se desarrollan más tarde. El niño está
conectado con el cuerpo de su madre a través del ombligo. Desde ese punto se
extienden las raíces hacia el cuerpo de su madre e igualmente en la dirección
contraria, hacia su propio cuerpo.
El punto más importante del cuerpo humano es el ombligo; después
se desarrolla el corazón y después la mente. Son ramas que se desarrollan más
tarde. Sobre estas ramas brotan las flores. Las flores de la sabiduría florecen
en la mente, las flores del amor florecen en el corazón. Estas flores son las
que nos fascinan, por eso creemos que son todo lo que hay. Pero las raíces del
cuerpo humano y su energía vital se encuentran en el ombligo. Ahí no brota
ninguna flor. Las raíces son absolutamente invisibles ni siquiera se pueden
ver. Pero la degeneración que ha tenido lugar en la vida del ser humano en los
últimos cinco mil años se debe a que hemos puesto el énfasis o bien en la mente
o bien en el corazón. Incluso en el corazón hemos puesto muy poco énfasis; el
mayor énfasis se ha puesto en la mente.
Desde la más tierna infancia la educación es una educación de la
mente, en ninguna parte del mundo hay una educación del ombligo. Toda la
educación es mental; por eso la mente, se va desarrollando cada vez más,
mientras que nuestras raíces se van quedando cada vez más pequeñas. Cuidamos la
mente porque las flores brotan ahí, de modo que va creciendo la mente mientras
nuestras raíces van desapareciendo. La energía vital se va debilitando y
nuestro contacto con el alma se debilita”.
Del libro del Hara (el viaje al centro del
ser) de OSHO
RESPIRACIÓN ABDOMINAL
Para tomar conciencia
de nuestro centro, del ombligo y del abdomen, tenemos que bajar nuestra
atención a esa zona, y un buen ejercicio será la respiración abdominal.
El
objetivo de este ejercicio es que la persona dirija el aire inspirado a
la parte inferior de los pulmones. Para lo cual se debe colocar una mano en el
vientre y otra encima del esternón. En el ejercicio debe de percibir movimiento
al respirar en la mano situada en el vientre, pero no en la situada sobre el
esternón. Para algunos puede ser fácil y natural, y para otros más difícil o
incluso descubrir que estaban completamente desconectados de esta zona. Pero es
una técnica que se controla en unos
15-20 minutos.
En la respiración abdominal, también
llamada diafragmática, el abdomen se hincha y se deshincha como si fuera un
globo. Es la respiración innata, original y natural del ser humano, podemos
comprobarlo al observar como respira un bebé en la cuna. Los adultos hemos
desaprendido y olvidado el respirar bien, aunque durante el sueño profundo es la
respiración que surge de forma automática.
La contracción y distensión de la
membrana diafragmática tiene claros beneficios físicos dado que ejerce una
masaje a los riñones, al hígado, al bazo, al páncreas, así como a los órganos
digestivos favoreciendo el movimiento peristáltico, también ayuda a un mejor
funcionamiento del tránsito intestinal al estimular el intestino grueso, y, lo
más importante es que reduce el trabajo del corazón dado que actúa a modo de
bomba, o segundo corazón, sobre las venas aorta y cava en el bajo abdomen
facilitando la circulación venosa hacia el corazón.
Cuando hacemos respiración
abdominal, profunda y tranquila activamos el sistema parasimpático favoreciendo
la relajación del sistema nervioso.
EJERCICIOS PARA FORTALECER LA CONEXIÓN CON LA
TIERRA
Hay una expresión que
dice “ tener los pies en la tierra “ contrapuesta a otra expresión que
habla de “andar con la cabeza en las
nubes”.
En la actualidad no es
fácil tener los pies en la tierra, tenemos que pensar en miles de cosas y como dice OSHO vivimos en
nuestra mente, saltando del pasado al futuro sin apenas experimentar el
presente. Sentirse estable, bien afirmado en la realidad, se está
haciendo cada vez más difícil. La
incertidumbre y la preocupación por el futuro hacen que nuestra mente se
dispare. Asimismo, cuando tenemos miedo
y nos sentimos incapaces de afrontar la
vida real, solemos refugiarnos en nuestra mente, creando un mundo de fantasía en el que
encontramos la seguridad que necesitamos. Tener la cabeza en las nubes es
también característico de las personas
ancladas en el pasado, obsesionadas por alguna circunstancia traumática
que no han podido superar. Por lo general, las personas muy mentales se
desconectan también de su propio cuerpo y de sus sensaciones, acentuando
aún más la separación con el mundo físico. El resultado es que nos sentimos
perdidos, desorientados. Nuestros pasos en la vida carecen de firmeza, parece
que flotemos y eso es porque toda nuestra energía está arriba, en nuestra
mente, y nuestros pies, piernas, pelvis y cadera se encuentran faltos de
fuerza.
Transferir la
energía hacia el suelo, relajar el cuerpo, bajar el centro de gravedad
ENRAIZARSE
Fortalecer nuestra conexión con la tierra es fundamental para volver a instalarnos en la realidad presente,
centrándonos en la importancia de cada momento. Al igual que cuando conectamos
a tierra un circuito eléctrico le proporcionamos una salida a la descarga
energética, el ser humano puede liberarse del exceso de energía mental, de
las fantasías y de los miedos que le atenazan, enraizándose en la tierra.
En el campo energético humano la conexión con la
tierra se realiza a través del chakra base. Nuestra energía física, la
vitalidad y el deseo de supervivencia son aspectos fundamentales de este
chakra. Si se encuentra abierto, es decir, si la energía vital fluye
equilibradamente, se afirma el deseo de vivir en la realidad física,
actuando en armonía con la tierra. Si está cerrado, se experimentará el
sentimiento de no pisar tierra firme y la vida será una carga.
En Medicina Tradicional China, la tierra es uno
de los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua) a través de
los cuales se explican todos los procesos energéticos del universo. La
tierra representa la seguridad, el cobijo, la nutrición, la abundancia y la
generosidad. Cuando este elemento está en equilibrio nos sentimos
protegidos, en calma. Allá a donde vamos nos sentimos acogidos y cómodos, “en
casa”. Cuando el elemento tierra es débil, nos sentimos inseguros y
buscamos la seguridad fuera de nosotros, en la comida, la bebida, el
tabaco, las relaciones.
Ejercicio para
enraizarse en la tierra
Este ejercicio es estupendo para realizarlo en la naturaleza,
si es posible con los pies descalzos, en contacto con la tierra. Pero
igualmente lo podemos practicar en nuestra casa.
§
De pie, espalda recta, cuello y hombros relajados, brazos separados de los
costados a la distancia de un puño, manos y dedos apuntando al suelo, rodillas
flexionadas, pies abiertos, alineados con los hombros.
§
Respiramos profundamente mientras realizamos un chequeo de nuestro cuerpo y
nuestra mente. Vamos relajando las tensiones mentales y corporales. En cada
exhalación descargamos a tierra todo aquello que no nos beneficia.
§
Llevamos ahora la a atención a nuestros pies.
§
Nos imaginamos que de la planta de nuestros pies surgen unas gruesas
raíces y visualizamos como crecen y se introducen en la corteza
terrestre, atravesando las profundidades de la Tierra hasta llegar a su núcleo
incandescente, donde arraigan con gran fuerza.
§
Conectamos con la energía de la Tierra y sentimos como su flujo vital
asciende por las raíces hasta los pies y de ahí a la zona del abdomen (Dan
Tien) , para darnos lo que más necesitemos en ese momento: seguridad,
estabilidad, energia
§
Permanecemos unos minutos más, integrando las sensaciones que nos van
llegando.
§
Agradecemos la energía recibida.
EL DAN TIEN COMO CENTRO DE LA ARQUITECTURA HUMANA:
- El Dan Tien o Hara
se nos muestra en el plano físico como el centro de gravedad, aproximadamente a
tres dedos por debajo del ombligo y un tercio del cuerpo hacia dentro. Cuando
contemplamos nuestra estructura, observamos tres grandes bloques: cabeza, pecho
y pelvis, y nuestro equilibrio depende de que estas tres partes estén bien
alineadas entre sí para que las fuerzas se puedan repartir armoniosamente.
Cuando la cabeza dirige el movimiento, se pierde eficacia en el gesto, cuando nos sentimos arrastrados por las emociones, no somos dueños de nuestros actos.
Sólo las acciones y los movimientos nacidos de nuestro vientre son verdaderamente eficaces.
Cuando la cabeza dirige el movimiento, se pierde eficacia en el gesto, cuando nos sentimos arrastrados por las emociones, no somos dueños de nuestros actos.
Sólo las acciones y los movimientos nacidos de nuestro vientre son verdaderamente eficaces.
-El hombre está
situado entre el Cielo y la Tierra y debe de encontrar su punto de equilibrio
entre lo que le ata a la Tierra y lo que le atrae hacia el Cielo.
EL DAN
TIEN O HARA: "ES EL LUGAR DE DONDE BROTAN LAS FUERZAS VITALES, ANÍMICAS Y
ESPIRITUALES DEL SER HUMANO".
En primer lugar debemos saber que
este centro no se trata simplemente de una idea o un concepto abstracto, sino
de una realidad física, un espacio que alojamos en nuestro cuerpo, entre el
ombligo y la columna, y en relación con este espacio todas las antiguas
culturas y religiones de Oriente: el Taoísmo, el
Budismo, el Hinduísmo, la cultura Tibetana, Japonesa o China, lo describen como
un lugar del que brota una fuerza vital, un centro y una actitud justa.
Si bien el Dan Tien tiene una
realidad física, no debemos quedarnos solamente con el aspecto material o los
simbolismos e imágenes que se le atribuyen, si no ir más allá, los practicantes
de artes marciales, Chi Kung, Tai Ji Quan, o cualquier trabajo corporal, saben
que para que un movimiento tenga fuerza y presencia debe surgir del vientre,
así el gesto es la expresión del enraizamiento corporal del ser humano.
En las prácticas
meditativas tanto taoístas como budistas, sobre todo en el ZAZEN japonés, la
postura es muy importante y se hace incapiè en el centramiento y alineamiento
del individuo en el espacio con un eje de referencia vertical que se asienta
sobre un plano horizontal, uno de los primeros ejercicios de base que se
practica en las escuelas tradicionales consiste en "Sentarse
correctamente", este ejercicio permite tomar consciencia de la pelvis y de
nuestro anclaje a la tierra, desde ahí la columna se eleva vertical sostenida
por los músculos erectores de la columna y apoyada en la respiración que
desciende hacia la pelvis, lo que desarrolla la sensación de una fuerza serena
en lo profundo del cuerpo, mientras los hombros y músculos de la espalda se
relajan, de manera que en el exterior todo parece suave y armonioso y en el interior
la fuerza y la presencia se manifiestan.
Cuando contemplamos a
alguien bien plantado en esta posición, se tiene la sensación de peso, de
densidad, igual que una montaña a la que nada puede mover y esto no tiene que
ver con la fuerza o con el tamaño de la persona, si no con un enraizamiento y
un equilibrio que surgen desde lo profundo.
El descubrimiento de este centro nos
abre a una nueva dimensión
Espacio-Tiempo, para quien no se reconoce en el plano corporal, el espacio se
vive como una amenaza, y el reconocer el centro nos proporciona un lugar de
referencia desde el que movernos en todas direcciones con seguridad y de esta
manera también se convierte en un lugar de intercambios, lo que nos facilita
una vida de
relaciones.
Cuando la persona está en su centro,
se siente fuerte y el sentimiento de autoprotección desaparece porque no es
necesario, de esta manera el individuo puede expandirse con armonía.
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