PRÁCTICAS MEDITATIVAS CON LA RESPIRACIÓN
En este taller vamos a trabajar con unos ejercicios o prácticas de meditación, con la atención puesta en la respiración y algunas de las variaciones propuestas por Ramiro A. Calle (cien técnicas de meditación)
De lo infinito a lo infinitesimal a través de la respiración
En este ejercicio se pretende conseguir una
respiración un poquito más lenta y profunda. Se concentra la mente en la
respiración. Al tomar el aire se estimula un sentimiento de apertura y expansión
(hacia el infinito ) y, al ir exhalando el aire, se penetra en lo más íntimo e
infinitesimal de uno mismo. Expansión y recogimiento.
Energetización con la respiración
Se le da a la respiración la intención de
fuerza fuerza vital. Uno se mentaliza de que al inhalar se llena de energía o
vitalidad y de que al exhalar esa fuerza vital se distribuye por todo el cuerpo
impregnándolo. Hay que intervenir con la mente y con la emoción, e intentar
sentir esa energía actuando en el cuerpo.
Observar la pausa de la respiración
La vida existe entre 2 fases
respiratorios……..inhalación y exhalación.
Cuando no respiras existes pero estas muerto.
Osho decía que cada inhalación es renacimiento (vida) y que cada exhalación es
muerte. Por lo tanto en cada ciclo respiratorio estas muriendo y volviendo a
nacer. Pero lo que somos en realidad no nace ni muere, está entre estas dos
acciones, y nunca nos fijamos……ES LA PAUSA
Se trata de ser consciente de la respiración,
sin manipularla, primero consciente de sus dos partes y luego fijarse en esa
pausa.
Suspensión de la respiración tras la
exhalación
Sin el menor esfuerzo, de forma natural, se
trata de hacer una breve pausa tras exhalar y suspender la respiración durante
unos segundos (los que se pueda), aprovechando esa situación para
interiorizarse tanto como sea posible. Durante esa pausa no hay que estar
atento al tiempo que se está empleado para la misma, sino que debemos
aprovecharla para adentrarnos en nosotros mismos y abstraernos. Habrá personas
que estén en esa pausa tres segundos y otros diez segundos o lo que fuere no
importa. Sea como sea, hay que proceder con toda naturalidad. Mediante esa
suspensión, el pensamiento se inhibe y, además de experimentar una gran calma,
es más fácil sumergirse en la sensación o presencia de ser. En sentir esa
presencia.